Subida al Volcán Maderas

Los holandeses me dijeron que iban a ir a Mérida, un pequeño pueblo en las faldas del volcán Maderas. Como me cayeron bien y no tenía pensando nada que hacer, decidí unirme a ellos. Nos hospedamos en Hacienda Mérida, uno de los mejores sitios en los que he estado hasta ahora. Es un sitio muy tranquilo con hamacas entre los árboles y un montón de actividades para hacer: kayak, montar a caballo, excursiones a los volcanes, etc. Cuando llegamos a la Hacienda, encontramos más holandeses y alquilamos 3 kayaks entre 6. Fuimos hasta una isla a unos 30 minutos que está llena de monos hambrientos que amenazan con lanzarse al kayak como te descuides. Al día siguiente decidí hacer la excursión al volcán Maderas, sin saber muy bien lo que ello implicaba. El Volcán Maderas es más pequeño que el Concepción, tiene alrededor de 1.400 metros de altura y desde la Hacienda son unos 15 km que se hacen en aprox. 9 horas. A pesar de que el Concepción tiene una forma más bonita y es más alto, me llamaba más la atención subir al Maderas ya que me habían comentado que había una laguna dentro del cráter.
Tras un desayuno consistente a base de gallo pinto, piña y sandía salimos para el volcán sobre las 7.45 de la mañana. Éramos un grupo de 8 personas y dos guías locales. El grupo estaba compuesto por 3 austríacos, 1 chica finlandesa, 3 holandeses y yo, que me convertí en el nexo de unión entre los guías (que no hablaban inglés) y los "europeos". La chica finlandesa me dijo que en Finlandia cuando van a Alemania es cuando ellos piensan que van a Europa. Cuando van a España dicen que van al Sur. Yo para vengarme le dije que Finlandia en español significaba el Fin del Mundo. En fin, la experiencia con este grupo fue interesante. También me di cuenta de que sigue habiendo una gran diferencia entre Holanda y España... por ejemplo... me hice una herida y los holandeses me sacaron un frasquito con gel desinfectante y otro con yodo. Más tarde, vimos una serpiente Coral y el guía nos estuvo explicando que era venenosa y que si te picaba y en menos de dos horas no te llevaban al hospital morías. Entonces los holandeses tan tranquilos dijeron: "Ah, no! Pero nosotros traemos un antídoto para picaduras de serpientes venenosas". Podéis imaginar mi cara, en la vida se me hubiera pasado por la cabeza traer tal antídoto en la mochila... la verdad es que tampoco ni siquiera el yodo.





La subida fue fácil al principio y muy agradable porque íbamos haciendo paradas para ver las vistas de la isla. Pero después de tres horas y media, casi llegando a la cima, aprendí una nueva palabra en holandés: modder (barro). El camino empezó a ser un barrizal en el que tenías que ir saltando de piedra a piedra o de rama en rama para no acabar con el pie hasta la rodilla de fango. En cualquier caso las vistas merecían la pena, sobre todo cuando llegamos a la cima y al girar tu cabeza puedes ver la laguna de dentro del cráter. Impresionante. Jamie! me acordé de ti porque en ese momento sí que me sentí como un personaje de Julio Verne en "Viaje al Centro de la Tierra"(ver mi cara de satisfacción en la foto por haber llegado hasta el cráter).


Queríamos haber bajado hasta la laguna, pero tras hundirnos en un barrizal decidimos dar la vuelta y volver por un camino supuestamente más corto. Los guías eran bastante malos: iba uno al principio super rápido y otro al final muy lento. Como éramos 8 y había tanta distancia entre los dos guías, había veces que estabas solo por un rato sin ver a los de delante ni los de detrás. Yo paré un momento para hacer una foto de unas vistas y después seguí bajando sin darme cuenta que había tomado un sendero equivocado. Tardé como veinte minutos en darme cuenta que nadie iba delante ni detrás... y tan sólo llevábamos una hora de bajada. Tras esperar diez minutos sin escuchar nada, decidí darme la vuelta y, 100 metros atrás, vi una especie de cruce que deduje que era en el que me había desviado. Todo esto gritando HOLAAAAA a los cuatro vientos sin obtener respuesta. Me vino a la cabeza la historia que nos habían contado la noche anterior en la Hacienda sobre dos turistas americanos que en 2004 habían ido al volcán sin guías, se perdieron y encontraron sus cuerpos 18 días después. Así que yo creo que el instinto de supervivencia me hizo caminar súper rápido sendero abajo hasta que encontré un grupo de franceses con un guía local a los que me uní hasta que media hora más tarde logré de nuevo dar con mi grupo, que andaban gritando mi nombre por la montaña como locos. En fin, una historieta para contar ahora como anécdota, pero durante media hora los tuve en la garganta.

Al día siguiente los holandeses se fueron pero yo decidí quedarme un día más porque ahora mismo tengo las piernas que casi ni las siento. Mereció la pena, sobre todo ahora que vuelvo a ver el volcán desde las faldas y pienso.. hasta ahí subí yo!
Esta mañana el Volcán Concepción entró en una pequeña erupción y toda la gente de la Hacienda fuimos a contemplarlo desde el muelle. Sólo ocurre una o dos veces al año.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me quedo muiki con tus intrépidas excursiones, espero que no se te ocurra introducirte en ningún sitio más poblado por serpientes venenosas cuadro, ajjaja, y si lo haces asegúrate que pululen holandeses que por lo visto son como una farmacia ambulantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, puñala veo que estás disfrutando como lokkkkkkkkkkkkkkkkkkjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaooooooooo, next place????

SETEHESA dijo...

Que buen ride te estas pegando, mucha adrenalina, perdidas en las selvas :O , serpientes venenosas, Holandeses prevenidos te lo juro que con estas historias le pones emoción y sonrisas a mis tardes de oficina :S y aire acondicionado...